El sol en el firmamento.
Acariciaba con sus brazos la tierra.
Y a lo lejos se divisaba.
El ondulado lamento del otero.
¡Sí! caía la tarde.
Y el tren proseguía su marcha.
El destino, la vida.
La canícula un reproche.
Sumido en un mensaje onírico.
Y ensimismado en el volar de la aves.
Descubrí la bonanza en el obelisco.
Para mitigar el arduo camino.
Derramaba sobre mi frente.
El agua de un arcaico botijo.
Autor: Manuel Chacón Berral
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saludos
Diego